lunes, 10 de diciembre de 2007

ACTA FUNDACIONAL DEL BANCO DEL SUR

DISCURSO DE CRISTINA EN LA FIRMA DEL BANCO DEL SUR

"En el Banco del Sur depositamos esperanzas para que sea un instrumento que aborde lo que necesitan los pueblos y sociedades".

La América del Sur, nombre de mujer, la América tiene nombre de mujer.
Quiero en este día tan especial para todos nosotros, para todos los argentinos, venir a contarles que ni en mis noches y días más fantasiosos, podría imaginar una situación como esta, nunca, aquí, un 9 de diciembre, en el Salón Blanco de la Casa Rosada, acompañada por presidentes que, como siempre lo vengo diciendo, por primera vez se parecen a sus pueblos.

Tengo una inmensa felicidad, no porque vaya a ser Presidenta de los argentinos a partir de mañana, que es un gran honor, pero en realidad, estoy muy feliz porque, junto a ese hombre que acaba de hablar y junto a otros miles de argentinos y argentinas hace muchas décadas nos incorporamos a la política hablando de estas cosas, de estas cosas que parecían sueños y utopías o efervescencias discursivas de estudiantes en la universidad, de trabajadores en las fábricas o de militares que antes que ser militares eran pueblo y que por eso entendieron que no hay nación y país, sino hay pueblo.
Usted es uno de esos militares, presidente Chávez, y quiero decirle que en los tiempos que han corrido aquí en la región, no es poca cosa encontrar a alguien como usted que rescata las mejores tradiciones de las luchas de la emancipación nacional donde los hombres de armas, antes que militares, eran, por sobre todas las cosas, patriotas, que es lo que necesitamos: patriotas.
Con usted, presidente Duarte Frutos, querido Nicanor, hace pocos días estuvimos juntos en Yacyretá y allí me decía que por primera vez un gobierno argentino había accedido a hacer una obra complementaria de esa gran obra que es Yacyretá y que permitía, entonces, que cincuenta mil hectáreas de la tierra paraguaya dedicadas al cultivo arrocero no fueran cubiertas y con ellas también los sueños y las ilusiones de miles de paraguayos y paraguayas. Allí también rendí honor a ese gran patriota latinoamericano que fue el mariscal Francisco Solano López.
Mi país, su país también, presidente Lula, el Uruguay, los tres tenemos una deuda histórica con ese valeroso pueblo paraguayo. Una deuda histórica en lo que fue, como califiqué allí en Yacyretá, "la guerra de la triple traición a la condición latinoamericana".

Algún medio de comunicación fundado tal vez por uno de los que encabezó aquella "triple", me criticó duramente. No importa, la verdad histórica no puede taparse con editoriales, está escrita, desgraciadamente a sangre y fuego en el corazón del pueblo paraguayo.

Presidente Lula: querido amigo, usted también es uno de los hombres clave en esta nueva etapa de la América Latina. Es cierto, nunca las relaciones bilaterales entre la República Federativa del Brasil y la República Argentina tuvieron tal grado de profundidad y madurez. Hemos roto los tabúes y los prejuicios –voy a diferir tal vez con alguna interpretación en cuanto a que eran imaginados o en nuestra Cancillería o en Itamarati- porque son ideas que han metido desde afuera algunos en nuestra Cancillería pero que, en definitiva, siempre sirvieron para frustrar la unidad del bloque latinoamericano.

Por eso, creo que hombres con el coraje de ustedes, que han podido superar prejuicios y tabúes, se está construyendo una nueva realidad.

No tiendo a idealizar las cosas, nunca lo he hecho; creo que además, cuando uno idealiza demasiado corre el riesgo de frustrarse. Pero estoy absolutamente convencida de que hay un cambio de época y de paradigmas y no hay pueblos ni sociedades que quieran volver atrás.



No hay comentarios: